Cómo son los Esposos que maltratan a su esposa.
LA OPINIÓN unánime de los expertos es que todos los maridos que maltratan a su esposa encajan básicamente dentro de un mismo patrón. Médicos, abogados, oficiales de policía, magistrados y asistentes sociales —cuyos trabajos los ponen diariamente en contacto con casos de violencia familiar— concuerdan en ello. Un magistrado dijo: “El narcisismo: ese es el rasgo dominante. La analogía entre un niñito y un marido que maltrata a su mujer es sorprendente. Todas las mujeres maltratadas a las que atiendo me cuentan escenas de rabietas. El hombre que maltrata solo puede relacionarse con el mundo en términos de cómo pueden ser atendidas sus necesidades”. Dicho juez denomina a este tipo de hombre “sociópata”, con lo que quiere decir que es incapaz de considerar las consecuencias de sus acciones.
“Algo que llama bastante la atención —dijo un escritor— es que los hombres que maltratan a su mujer suelen tenerse en poca estima, y tratan de inducir a sus víctimas a que también se sientan así.” “Una actitud posesiva, celos, así como problemas sexuales y poca estimación propia, son características comunes de los hombres que maltratan a las mujeres”, dijo una reseña de prensa. Un eminente psiquiatra concordó con esta descripción del hombre que maltrata a su esposa, y añadió: “El maltrato es uno de los medios que usa esta clase de hombres para tratar de probar su masculinidad”.
Parece ser que estos hombres utilizan la violencia para mantener el mando y demostrar a su cónyuge que está bajo su poder. Uno de ellos declaró: “Si dejamos de maltratar, perdemos el mando. Y eso es inconcebible, intolerable”.
Muchas veces, el marido que maltrata a su mujer es irracionalmente posesivo y celoso, y eso sin razón alguna. En su imaginación llega a creer que su mujer se entiende con el cartero, el lechero, un amigo íntimo de la familia o cualquier otro hombre a quien le dirija la palabra. Aunque trate mal a su mujer, hasta el punto de hacerle daño físico, le aterra la idea de separarse de ella o perderla. Si la esposa maltratada lo amenaza con dejarlo, es posible que él, a su vez, la amenace con matarla y luego quitarse la vida.
Muchas veces, los celos pueden surgir cuando la esposa está embarazada. Es posible que el marido tema la posibilidad de que ahora ella deje de tenerle afecto y el bebé se convierta en el centro de atención. Muchas esposas maltratadas dicen que la primera señal de maltrato por parte de su marido la tuvieron durante su primer embarazo, cuando fueron golpeadas violentamente en el estómago. “El narcisismo que padece puede llevarle a una situación en la que verdaderamente trate de matar al feto”, dijo un magistrado.
Un ciclo de violencia
Otro rasgo característico del marido que maltrata a su mujer es el ciclo de violencia que se produce, algo que han confirmado muchas esposas maltratadas. Al principio, el marido quizás solo recurra a insultarla, utilizando lenguaje ofensivo. Puede que la amenace con quitarle los niños, y le diga que no volverá a verlos nunca. Al verse amenazada, es posible que ella admita que todo es por su culpa, y acepte la responsabilidad por el maltrato al que se ve sometida. En realidad, le está facilitando las cosas. Él está adquiriendo el control. Pero tiene que ejercer más dominio. Esta primera etapa puede presentarse en cualquier momento después de la boda… a veces, a las pocas semanas.
La segunda etapa puede sobrevenir con un repentino estallido de violencia: patadas, puñetazos, mordiscos, tirones de pelo, empujones que la tiran al suelo y actos sexuales violentos. Por primera vez la mujer quizás se dé cuenta de que ella no tiene la culpa. Razona que posiblemente la causa sea una situación externa, como estrés en el empleo o incompatibilidad con los compañeros de trabajo.
Inmediatamente después del estallido de violencia, el marido, en su remordimiento, consuela a su mujer. Ha empezado ahora la tercera etapa del ciclo. La inunda de regalos. Le ruega que lo perdone. Le promete que jamás volverá a ocurrir.
Pero vuelve a ocurrir, una y otra vez. Ya no hay remordimiento. Es un modo de vivir. La amenaza con matarla siempre que ella lo amenaza con marcharse. La mujer está ahora totalmente bajo su dominio. Recuerde las palabras que antes se citaron de un marido que maltrataba a su esposa: “Si dejamos de maltratar, perdemos el mando. Y eso es inconcebible”.
Otra similitud
Invariablemente, los que maltratan a su mujer le echan la culpa a ella de provocar el maltrato. El director de un programa al servicio de la mujer maltratada dijo: “Esos maridos dicen a su esposa: ‘No haces esto bien, por eso te pego’. O: ‘Has servido la cena tarde, por eso te pego’. Siempre es culpa de ella. Y cuando este tipo de maltrato emocional continúa durante años, la mujer sufre un lavado de cerebro y llega a creérselo”.
Un marido le decía a su mujer que ella provocaba los ataques por cosas que había hecho mal. “A medida que aumentaba la violencia, sucedía lo mismo con las excusas. Y siempre decía: ‘Mira lo que me has obligado a hacer. ¿Por qué me obligas a hacer esto?’.”
Una vez reformado, un marido que solía maltratar a su esposa, y cuyo padre también lo había hecho con la suya, dijo lo siguiente: “Mi padre nunca podía admitir que estaba equivocado. Nunca pedía disculpas ni aceptaba ninguna responsabilidad por sus actos. Siempre culpaba a su víctima”. También admitió lo siguiente: “Yo echaba la culpa a mi mujer del maltrato que le daba”. Otro marido dijo: “Maltraté a mi mujer durante quince años por haberse hecho testigo de Jehová. La culpaba de todo. No me di cuenta de que estaba haciendo algo tan malo hasta que empecé a estudiar la Biblia. Ahora es un amargo recuerdo en mi vida. Trato de olvidarlo, pero no lo consigo”.
El caso del padre y el hijo que maltrataron a sus respectivas esposas no es singular. Más bien, suele ser característico de este tipo de maridos. El hijo admitió que el maltratar a la mujer había sido una costumbre en su familia durante ciento cincuenta años, costumbre transmitida, por decirlo así, de padres a hijos. Según la Coalición Nacional contra la Violencia Doméstica, “de los hijos que presencian violencia doméstica, el 60% de los muchachos con el tiempo maltratarán a su mujer, y el 50% de las muchachas serán víctimas de maltrato”.
Un periodista dijo: “Aunque no hayan sido objeto de palizas y no hayan sufrido daño físico, estos niños han aprendido algo que probablemente nunca olvidarán: tratar los problemas y el estrés de manera violenta es aceptable”.
Las organizaciones que ofrecen ayuda a las mujeres maltratadas dicen que los hijos varones que han visto a su padre golpear a su madre suelen tratar a esta de un modo violento, y hasta llegan a amenazar con matar a sus hermanas. “No es simplemente un juego de niños —dijo un portavoz de una de esas organizaciones—. Va en serio.” Puesto que han visto a sus padres actuar con violencia cuando se encolerizan, los hijos ven ese comportamiento como la única opción.
Cuando las niñas son pequeñas, se las suele ver como criaturas dulces, tiernas y cariñosas. Esas niñitas crecen, se casan y llegan a ser madres. Se convierten en mujeres a quienes sus maridos dicen que no pueden vivir sin ellas. Obviamente, el maltratar a la esposa va contra todo sentido de la justicia. Pero, ¿contra la justicia de quién?: ¿la del hombre, o la de la de Dios?